El porcentaje mundial de mujeres en los parlamentos nacionales aumentó del 22,6 % en 2015 al 23,3 % en 2016, según un informe de la Unión Interparlamentaria (UPI) publicado hoy, que revela además que el número creció 6,5 puntos porcentuales en la última década.
Con ocasión del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, que se celebra este miércoles, la UIP ha presentado su informe anual sobre la presencia femenina en las asambleas legislativas del mundo.
Hace diez años, en 2006, las mujeres ocupaban el 16,8 % de los escaños parlamentarios del mundo, por lo que la progresión, si bien es lenta, es también sostenida.
En 1995, por ejemplo, sólo un 11,3 % de los diputados eran legisladoras.
En 2016, las mujeres obtuvieron el 22,3 % de todos los escaños disponibles en 66 elecciones celebradas en 53 países.
Los mayores logros y los mayores retrocesos se registraron en los pequeños Estados insulares en desarrollo (PEID), donde el tamaño relativamente más pequeño de los parlamentos tiene una mayor repercusión en la proporción de escaños ocupados por mujeres.
En diciembre de 2016 las mujeres representaban al menos el 30 % de los escaños en 68 cámaras parlamentarias -el 25 % del total de asambleas legislativas del mundo- mientras que en otras 44 cámaras (el 16 % del total) eran solo el 10 %.
Actualmente, aún hay cinco parlamentos en el mundo sin ninguna legisladora.
El ligero aumento en la cifra de parlamentarias contrasta con el ritmo más elevado de avance en el caso de las mujeres que presiden un parlamento, que ha alcanzado una cifra histórica, con 53 de las 273 cámaras existentes.
Esto supone que sólo un 19 % de los parlamentos del mundo están presididos por mujeres, aunque representa un aumento de casi el 3 % desde 2015.
América sigue siendo el continente con el promedio regional más alto de mujeres en el parlamento tras registrar un incremento del 0,9 % en 2016, hasta el 28,1 % de los escaños.
En 1995, el porcentaje de diputadas en los parlamentos de este continente era 12,7 %, y de hecho el informe deja claro que, en la última década, ha estado en la vanguardia del movimiento hacia la paridad de género.
"América Latina contribuyó en gran medida a estos avances. De hecho, el movimiento de la mujer en muchos países de América Latina no se ha contentado con una 'masa crítica' de mujeres entre los dirigentes políticos", puntualiza el informe.
En vez de eso, ha implementado reformas legislativas concebidas para permitir que las mujeres ocupen el 50 % de los puestos decisorios, lo que contribuyó en gran medida a estos avances.
Por ejemplo, Nicaragua convirtió en obligatorio el equilibrio de género en las listas de los partidos y la República Dominicana introdujo la obligatoriedad jurídica de las cuotas en la lista de candidatos.
El informe destaca que las cuotas "son claramente eficaces a la hora de propiciar que haya más mujeres en la política y de garantizar un nivel mínimo de representación parlamentaria de las mujeres relativamente estable".
"Donde no había cuotas, se registraron retrocesos importantes", subraya el informe.
El texto también lamenta que las cuotas no siempre lograr ir más allá de la denominada "masa crítica" del 30 o 35 % de escaños parlamentarios en manos de mujeres.
En Europa, la representación parlamentaria femenina aumentó del 24,4 % en 2015 al 26,3 % en 2016, con avances significativos en Chipre, Islandia y Montenegro.
"En España, donde la ley electoral exige el 'equilibrio de género', a las mujeres les resultó difícil superar el objetivo del 40 %", subraya el informe.
Actualmente, el 39,1 % de los diputados españoles son mujeres, un total de 137 con respecto a los 350 disponibles.
El informe también destaca "los comportamientos misóginos y sexistas que atraviesan las esferas públicas y privadas cuando las mujeres reivindican su espacio político, lo que revela el grado en que las mujeres tienen que seguir luchando cada día para que se les reconozca su legitimidad como actores políticos", concluye.