El tiempo en: Antequera
Publicidad Ai

CinemaScope

'Acantilados': Precipicios

Un arranque muy potente, con un suicidio colectivo de los miembros de una llamada comunidad en el acantilado hace concebir esperanzas...

Publicidad Ai
Publicidad Ai
Cargando el reproductor....

Helena Taberna es una realizadora por la que quien esto firma siente todo el respeto. Responsable no solo de la película que nos ocupa -basada en una novela de Lucía Extebarría, ‘El contenido del silencio’- sino de las más que dignas ‘Yoyes’ sobre la ex etarra asesinada y del documental ‘Nagore’, sobre la estudiante de enfermería muerta a manos de un residente de Psiquiatría en los San Fermines de 2008. Además es fundadora, y pertenece a su Junta directiva, de CIMA, Asociación de Mujeres Cineastas y de Medios Audiovisuales.

Pero, por mor de un guión vacío, inconsistente y lleno de agujeros e incongruencias, se va todo al traste. Al precipicio

Por ello, acudió a ver ‘Acantilado’ con la mejor predisposición de ánimo. Y por ello lamenta que el resultado haya sido tan decepcionante. Tanto más por cuanto el tema – las sectas vistas desde dentro y en clave de thriller- unido a un buen retrato de personajes, especialmente los femeninos, y los paisajes de Gran Canaria como un elemento dramático más, la hacían, de entrada, atractiva y sugerente.

Un arranque muy potente, con un suicidio colectivo -tras una ceremonia ritual- de los miembros de una llamada comunidad en el acantilado del título, hace concebir esperanzas. Entre tales personas, supuestamente, está una chica desaparecida hace un tiempo, por lo que su hermano -un fiscal de prometedor futuro- debe acudir a reconocerla… No es ella. A partir de ahí, se abre una investigación para descubrir su paradero y se nos muestran flashbacks sobre el itinerario personal de la joven hasta ser absorbida por tan dudoso grupo.

Esas dos búsquedas paralelas, la oficial y la familiar, con el citado hermano y la pareja de la chica, otra mujer, junto a un retrato de la líder carismática y perversa, podrían haber resultado más que prometedoras. Pero, por mor de un guión vacío, inconsistente y lleno de agujeros e incongruencias, se va todo al traste. Al precipicio.

Lástima porque su factura formal es más que digna y sus protagonistas también, escapando a los estereotipos al uso. Así Goya Toledo, como la inspectora al mando, seria y triste, pero eficaz; Ingrid García Jonsson, tan frágil y vulnerable como firme y determinada; Juana Acosta, tan fuerte y leal; Ana Gracia, envolvente y perversa…

96 minutos de metraje. Su guión lo coescriben la directora, Natxo López y Andrés Martorell. La estupenda fotografía es de Javier Agirre y la música, ajustada a la historia, de Ángel Illarramendi.

Escrito queda. La pelota, en sus tejados.

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN