Noche para la historia. Ayer Nervión vistió sus mejores galas para presenciar la mejor imagen de un Sevilla que, salvo milagro vigués, volverá a disfrutar de una final en esta década histórica.
Con el mejor once posible compareció el Sevilla de Unai Emery. Con lo previsto, contando la baja de Krychowiak y la reaparición de Banega. Y con Krohn-Dehli de nuevo como extremo. Misma identidad que el Celta de Berizzo que no reservó absolutamente a nadie. Eso sí, con la consabida baja de Nolito.
Bajo un enorme ambientazo con una colorida grada repleta de bufandas regaladas por el club se puso a rodar el cuero. Y avisó rapidísimo el Sevilla en un saque de esquina en el que Kolo estuvo cerca de sorprender a Rubén.
Con el discurrir de los minutos, el Celta fue tomando el pulso a la pelota, aunque el peligro siempre lo acercaba el conjunto de Nervión, aunque sin excesivo peligro. Hasta en el minuto 24, que con un cabezazo de Banega rozó el primero, pero Rubén se lució con una gran intervención. Y en el 26, la acción polémica. Penati a favor del Sevilla que vio el Clos Gómez pero que erró Gameiro ante otra gran parada del meta gallego.
En el 29 el que perdonó fue el Celta con un cabezazo que se topó con el larguero y en el 33 con un tiro cruzado de Orellana. Partido trepidante, de idas y venidas, en Nervión.
Pero los de Emery volvieron a la carga y encerraron a su rival en el área, hasta que en el 44 un saque de esquina botado por Banega lo cabeceó Rami al fondo de las mallas para irse al descanso con ventaja.
En la reanudación apretó, como era de esperar, el conjunto celeste, con acciones polémicas en el área sevillista incluidas. Pero el que no perdonó fue el Sevilla. Corría el minuto 59 cuando una contra de libro fue a parar en un duelo de velocidad entre Gameiro y un defensor vigués. El francés se hizo grande y la puso donde quiso ante la salida de Rubén. El segundo daba alas a un Nervión incombustible.
Pero no le bastó al galo que sólo dos minutos después se pegó otra de sus galopadas para ponerle la puntilla al partido y seguramente abrir las puertas de otra final. Gameiro está y de largo para ir convocado por su país.
De ahí y hasta el final del vibrante encuentro, los nervionenses se emplearon en mantener una renta que sin duda le ponía con pie y tres cuartos en la final de la Copa. Pero hubo más. En el 41, nueva contra de libro en la que el ex del Celta Krohn-Dehli se plantó solo ante Rubén para poner el broche de oro a una noche que también pasará a la historia de la historia sevillista.