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Toreros de El Puerto: Enrique Molina

En su etapa de novillero con caballos, ha toreado un total de 7 ocasiones en la Maestranza.

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  • ENTREVISTA A ENRIQUE MOLINA -

Nació en El Puerto de Santa María el 5 de julio de 1965.  Es hermano del que fuera novillero con caballos, también portuense, José A. Becerra “Josele”.
Actuó por primera vez en nuestro coso el  26 de julio de 1981 para estoquear reses de José L. Sánchez y Sánchez, compartiendo cartel con Juan Reyes, Carlos Monje y Juan Pedro Galán. 
Su carrera como becerrista fue muy prometedora, llegando a pisar el albero de la plaza portuense en seis tardes,  siempre obteniendo triunfos y saliendo en hombros en cuatro de ellas.

Debutó con picadores  en El Puerto el 17 de septiembre de 1983, alternando con Emilio Oliva y Lucio Sandín,  con novillos de Manolo González. 

En la Plaza Real torea un total diez ocasiones  con los montados, estuvo anunciado en cuatro más que fueron suspendidas, y en dos festivales, demostrando su torería y valentía ante un público que se “rompía las manos” tocando las palmas por bulerías cada vez que el torero triunfaba. En esta etapa abrió la Puerta Grande cinco veces.

Como novillero también actuó en plazas tan importantes como Valencia, Ronda y en el país vecino en Nimes. En la Real Maestranza de Sevilla,  toreó en siete ocasiones.

Tras suspenderse dos veces su alternativa, la primera en Yunquera de Henares (no se celebró la corrida por problemas con la documentación del ganado) y la segunda  el  5 de mayo de 1996 en la Feria de Primavera de El Puerto (suspendida por lluvia), por fin toma el doctorado en La Plaza Real el 18 de agosto de 1996. Luciendo un terno malva y oro,  de manos de Currillo como padrino y actuando como  testigo Cristo González, estoqueando reses de la ganadería de Fermín Bohórquez,  cortando una oreja al toro de su alternativa de nombre “Furioso”.

Luego toreó otra corrida en nuestra plaza el 10 de mayo de 1998, con motivo de la Feria de Primavera, junto al portuense Celso Ortega y Cristo González,  sustituyendo a un lesionado Morante de la Puebla, en la que estoqueó  una “bueyada”  de la ganadría sevillana de Joaquín Barral, obteniendo como premio el salir ileso de las malas intenciones que tenían los toros que le tocaron en el sorteo. En dicha ocasión vestía  un traje tabaco y oro.

Tras esta corrida decidió pasarse a las filas de los hombres de plata, categoría en la que duró cuatro temporadas, para luego abandonar los ruedos. 

Aunque nunca se desvinculó del mundo del toro pudiendo disfrutar del campo gracias a la amistad de ganaderos, en especial de José L. Sánchez y Sánchez.

Este año volvió a embutirse un terno turquesa y azabache,  para actuar como sobresaliente en la encerrona que el francés Sebastián Castella protagonizó en nuestra localidad el pasado 16 de agosto.

Esta experiencia le ha llenado la moral y la próxima temporada Enrique quiere celebrar su XX aniversario de alternativa toreando, siendo una de sus ilusiones pisar de nuevo el ruedo de su Plaza Real.

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