Tras un mes de lucha contrarreloj, de recabar más de 90.000 firmas de apoyo y “utilizar todas las vías disponibles para conseguirlo”, la familia de Pedro Jiménez, un onubense de 79 años con enfermedad de Andrade en estadio I, ha logrado su objetivo: que el hospital Juan Ramón Jiménez le dé el tratamiento que necesita para frenar el avance de esta enfermedad neurodegenerativa.
Finalmente, el hospital onubense se ha hecho cargo del tratamiento con Tafamidis durante un periodo de prueba de seis meses, pero no por decisión propia, sino por orden judicial, al tratarse de una medida cautelar, según han indicado a Viva Huelva desde el Complejo Hospitalario Universitario de Huelva. No obstante, la familia confía en que tras ese tiempo y la pertinente evaluación, el tratamiento se prolongue en el tiempo.
Desde el centro hospitalario aclaran que sigue sin haber prescripción médica y que lo que han hecho es acatar la medida cautelar, que ha posibilitado que Pedro comenzase a recibir su tratamiento el pasado viernes, justo un mes después de que la familia iniciara una recogida de firmas en change.org.
Llegó “a tiempo”
En este mes, la enfermedad ha avanzado, pero afortunadamente “se ha conseguido el tratamiento a tiempo”, explica a Viva Huelva su hija, Mariló Jiménez.
La familia sólo tiene palabras de agradecimiento para las más de 90.000 personas que se han sumado a la campaña de recogida de firmas de la que este periódico se hizo eco: “No tenemos palabras para agradeceros el apoyo efectivo y moral que habéis prestado a nuestra familia en momentos donde todas las puertas a las que llamábamos no se abrían; nos hemos sentido arropados en el tiempo”.
Además, lanzan una reflexión en defensa de las personas mayores: “La vida de nuestros mayores tiene valor, no pueden ser discriminados por edad, tienen derecho a decidir sobre su salud”. Por ello, entienden que “la consecución del tratamiento con Tafamidis para nuestro padre Pedro es y era una causa justa”.
Ahora que Pedro ha iniciado el tratamiento, la familia ve con otras perspectivas las fiestas navideñas. “Abordamos la Navidad de otra manera y con otras ganas, y ahora mi padre ya no tiene la sensación de que lo han desahuciado”, explica su hija.
No obstante, al tratarse de una medida cautelar, la familia no va a cerrar las vías que abrió para lograr el tratamiento. De ahí que no retiren la queja que presentaron al Defensor del Pueblo Andaluz y hayan decidido esperar a que se finalice su trámite. De hecho, lamentan que “esto no ha terminado”.
Pese a todo, nada y ni nadie va a borrarles la sonrisa y sólo esperan que el tratamiento funcione y que en seis meses, cuando llegue el momento de la evaluación para ver su eficacia, “siga con normalidad”.