Ganadería: Toros de Zalduendo, manejables, nobles, destacando tercero y cuarto.
Matadores: Paquirri, palmas y dos orejas. Morante de la Puebla, dos orejas y una oreja. Alejandro Talavante, oreja tras tres avisos y dos orejas.
Incidencias: Casi tres cuartos de plaza. En tarde calurosa y los tres matadores a hombros de la plaza
Corrida triunfal donde el público disfrutó y se divirtió en momentos importantes de los tres espadas.
Rivera Ordóñez Paquirri sorteó un lote de la noble y manejable corrida. Se encontró con ganas echando una faena enteriza a su segundo con más profundidad que en el anterior. Destacando una serie de derechazos mirando al tendido.
Rivera Ordóñez recibió su segundo con una larga cambiada que nos trajo recuerdos de su padre. A petición del público, banderilleó a su segundo con voluntad, sobresaliendo un par al violín.
Se ha visto muy a gusto a Morante de la Puebla en la vieja plaza de toros linense. Cogió el temple haciendo el toreo que parece nunca pasa el tiempo, adquiriendo el máximo relieve tanto con capote y muleta y logrando episodios de inspiración que brotan de su personal tauromaquia. Apuntes belmontinos como los perfectos ayudados por alto.
Igualmente, en el segundo de su dote dibujó una verónica intercalada con chicuelinas.
Alejandro Talavante ha estado en su plenitud. Muy decidido, acortando en la distancia con temple y valor, calando en los tendidos. Dejó también el sabor en el preludio capotero.
Toreó para el sol y la sombra, como demostró en su primero, que tras recibir los tres avisos, ya que se empecinó en no descabellar y esperando que el toro doblara.
Cuando se decidía a apuntillar sin descabellar, el toro se echó en el preciso momento de recibir los tres avisos. El público le pidió la oreja tras petición de la segunda tras haber vibrado con una labor pura y creativa.
