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El hospital de fauna de GREFA ha atendido a cerca de 3.700 animales en lo que va de año, un 40% más que en 2013

De ellos, el 55 por ciento fue rehabilitado y devuelto a la naturaleza, el 20,5 por ciento murió al ingresar, el 15 por ciento recibió una eutanasia por parte de los trabajadores del hospital y el 3 por ciento fue trasladado a otros puntos del territorio nacional

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El hospital de fauna salvaje que el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) tiene en Majadahonda (Madrid) ha atendido a "cerca de 3.700 animales" en lo que va de año, lo que supone un 40 por ciento más que los 2.643 registrados durante el mismo período del año pasado.

   Así lo ha manifestado a Europa Press la coordinadora de la campaña de apadrinamientos de la ONG, Lorena Juste, que ha explicado que durante todo el año pasado ingresaron 3.500 animales en el hospital, de los que 2.654 fueron aves, 203 mamíferos y 195 reptiles, entre otros.

   De ellos, el 55 por ciento fue rehabilitado y devuelto a la naturaleza, el 20,5 por ciento murió al ingresar, el 15 por ciento recibió una eutanasia por parte de los trabajadores del hospital y el 3 por ciento fue trasladado a otros puntos del territorio nacional.


UN PROYECTO "INVIABLE" SIN LOS VOLUNTARIOS

   Preguntada sobre si la asistencia se ha resentido a raíz del aumento de animales a tratar, Juste ha asegurado que el hospital funciona "al 100 por ciento" y que a los animales no les falta "ningún medio", aunque ha admitido que ello requiere una "dedicación brutal" por parte de los trabajadores del centro y la participación de voluntarios, sin los cuales el proyecto sería "inviable".

   "Conseguir que el hospital se mantenga en marcha exige sacrificarte por y para esto, trabajar 14 horas diarias, quedarte días que no te tocan...Evidentemente, todos aquí estaríamos mucho más tranquilos si hubiera dinero para una plantilla mayor", ha confesado.

   En ese sentido, aunque ha coincidido en lo "fundamental" de hacer una mayor difusión del hospital y sus necesidades, ha reconocido que la "enorme carga de trabajo" asumida por el centro impide concentrar los esfuerzos en algo que "no revierta directamente" en el estado de los animales.

   "Llevamos 30 años en activo y nos conoce mucha gente, pero es cierto que podríamos intentar llegar a más. Lo que sucede es que una campaña de difusión siempre puede retrasarse, mientras que alimentar a un animal o hacerle un seguimiento de su localización y salud, eso no puede esperar", ha declarado.

"CRECE LA SENSIBILIDAD Y CONCIENCIACIÓN DE LA GENTE"

   En esa línea, Juste ha destacado la figura del apadrinamiento de animales, con la que se persigue "involucrar" a la gente, que sea "partícipe" de los esfuerzos que dedican los trabajadores y los voluntarios a lo largo del año y convertir la experiencia en algo "muy personal".

   Así, ha explicado que los potenciales padrinos cuentan con dos modalidades. En primer lugar, una vía en la que, a cambio de 100 euros, el donante contribuye a la rehabilitación de un animal "recuperable" (aunque las posibilidades "nunca son del 100 por cien", ha puntualizado) para después liberarlo personalmente.

   Además, existe una segunda opción que cuesta 150 euros y que está dirigida a los "irrecuperables", que al no poderse liberar se destinan a otros departamentos de GREFA como educación o cría en cautividad. Quienes optan por esta alternativa cuentan además con la posibilidad de llevar a las crías del animal irrecuperable a un refugio en el que, sin dejarse ver, los trabajadores harán la "función de padres" hasta que el animal sea autosuficiente y abandone el hospital por sus propios medios.

    Según la coordinadora de la campaña de apadrinamiento, desde marzo de este año se han contabilizado 47 padrinos, de los que 14 han sido niños (el 29,79 por ciento), 21 eran jóvenes y adultos hasta 40 años (44,28 por ciento), 4 tenían entre 40 y 60 (el 8,51 por ciento), 6 eran mayores de 60 años (12,76 por ciento) y 2 tuvieron a una empresa o asociación como origen (4,26 por ciento).

   "Después de décadas de trabajo, año a año vamos viendo cómo crece la sensibilidad y la concienciación de la gente. Ahora hay personas que llegan desde la otra punta de Madrid para traernos a un gorrión herido, entre ellos padres que saben que tienen que traerlo aquí porque se lo ha dicho su hijo, que nos ha visitado con el colegio como lo han hecho 4.418 desde septiembre a junio", ha explicado.

"LIBERAR EL AVE FUE UNA EXPERIENCIA"

   Según Juste, una particularidad de los apadrinamientos es que muchos "provienen de regalos" de todo tipo, desde los intercambiados durante una boda hasta los entregados por los padres que quieren concienciar a sus hijos sobre el cuidado de la fauna salvaje. Es el caso de Gonzalo Gutiérrez, informático en paro de 50 años residente en Pozuelo de Alarcón (Madrid) que decidió ofrecérselo a su hijo de 10 años.

   "Soy aficionado a la ornitología. Solemos salir todos una o dos veces al año a Monfragüe a observar y reconocer rapaces y mi hijo es un apasionado. Así que le comenté que iba a regalarle el apadrinamiento pero él me dijo 'te doy la mitad' y consiguió 50 euros a base de reunir propinas", ha comentado en declaraciones a Europa Press.

   Gutiérrez explica que su hijo revisó la lista de animales disponibles y se decantó inmediatamente por un milano negro, una rapaz que se había caído del nido y necesitaba rehabilitación y a la que el niño bautizó como 'Sheamus' en honor del luchador pelirrojo de la liga de World Wrestling Entertainment.

   Por tratarse de un ave migratoria, añade, el objetivo era que Sheamus tuviera contacto con algunos de sus congéneres antes de la llegada de septiembre, cuando estas rapaces se congregan para cruzar el Estrecho de Gibraltar. Por ello, GREFA decidió liberarlo el pasado 30 de julio cerca de Valdemorillo (Madrid), una acción que el niño llevó a cabo personalmente.

   "Fue una experiencia para él, se le veía muy nervioso. Después de soltarlo, me dijo que se sentía raro, como lleno. En cuanto lo dejamos marchar, observamos cómo llegó otro milano negro y enseguida los dos estaban revoloteando el uno alrededor del otro. Mi hijo ya me ha dicho que tiene que ahorrar para apadrinar otro ave el año que viene. Seguro que repetimos", ha concluido.

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