Varios testigos describieron a Efe con gran aflicción la situación del lugar en el que se estrelló hace dos días el avión de Air Algérie en la región de Gossi, en el este de Mali, con 116 personas a bordo, sin supervivientes.
"Nunca había visto tal horror. Todo está quemado", aseguró a Efe Musa Bagayoko, un fotógrafo de la ciudad de Gao, situada a unos cien kilómetros del lugar donde han sido trasladados los cadáveres y restos del aparato siniestrado.
Un médico militar que no quiso ser identificado y que participa en las operaciones de búsqueda indicó que los cuerpos están "despedazados", en descomposición y muchos de ellos entre escombros que aún humean.
Según explicó a Efe una fuente de seguridad, la caída del avión ha dejado un cráter alrededor del cual se esparcen los restos de los pasajeros y del fuselaje en un radio de 500 metros.
Hoy se espera la llegada a Gossi de expertos franceses, españoles, argelinos y malienses para avanzar en las investigaciones sobre la causa del accidente, después de que ayer se encontrara una de las dos cajas negras que, según las autoridades argelinas, será entregada a la Agencia Internacional del Transporte Aéreo (IATA), con sede en Montreal y Ginebra.
Ayer, responsables francesas informaron de que el avión operado por Air Algérie y propiedad de la compañía española Swiftair, se encuentra totalmente desintegrado y sus restos diseminados en un espacio de unas nueve hectáreas, que son vigiladas por 220 militares de Francia, Mali y Holanda.
El ministro francés de Asuntos Exteriores, Laurent Fabius, ya avanzó que se trata de una zona de sabana de "muy difícil acceso, particularmente en temporada de lluvias".
Por su parte, el primer ministro de Burkina Faso, Luc Adolphe Tiao, aseguró ayer a varias familias de las víctimas en Uagadugú, desde donde partió el avión siniestrado con destino a Argel, que será complicado recuperar los cuerpos porque "los restos humanos y los escombros están dispersos por la zona".
Según la compañía Air Algérie, en el avión viajaban 110 pasajeros (112 según las autoridades francesas), 54 de los cuales eran franceses y seis tripulantes españoles, y no ha habido ningún superviviente.