Una guerra difícilmente es explicable. Normalmente nace por intereses espúreos que perjudican siempre al más inocente. En las guerras ganan los poderes fácticos y pierden los niños, que se quedan sin sus padres o sin sus madres; las mujeres que se han quedado en casa mientras su maridos pierden la vida entre disparos que, en la mayoría de las ocasiones, a ellos ni les iba ni les venía; y pierden los pueblos que terminan siendo desbastados y pierden parte de su ser, de su historia, de su patrimonio. Las guerras casi siempre, por no decir siempre, son absurdas y en la casi totalidad de las ocasiones se podrían haber evitado desde el diálogo, siempre que las partes quieran dialogar y ver lo mejor no para sus intereses personales sino para el global de los que, finalmente, sufren las consecuencias.
Eso es lo que ha ocurrido en estos años atrás en el Xerez -recuerden el enfrentamiento Ayuntamiento-Oliver que terminó con el equipo desterrado en Sanlúcar, en El Palmar- y sigue ocurriendo. La guerra sin sentido entre el Ayuntamiento y el Grupo Energy tiene ya a su primera víctima y esa es el Xerez Club Deportivo, que está en medio de un fuego cruzado viendo, cómo a sus 66 años, unos y otros lo están pisoteando, le quieren quitar la respiración asistida y le están provocando una muerte prematura, aunque no es menos cierto que a este estado comatoso y casi irreversible en el que se encuentra no lo han llevado los xerecistas sino aquellos que se han encargado de expoliar el club desde que la SAD fuese un mal día vendida a Luis Oliver. Después llegarían los Silgado, los Morales, Federico El Breve y ahora un Ricardo García que aún no ha explicado porqué diantres se ha metido en un embrollo como éste si detrás no tenía capacidad económica pasa sacar adelante a un empresa que estaba en un supuesto de liquidación.
Esta semana que hoy culmina ha sido escenario de otro esperpento y aún deben llegar más. El Ayuntamiento, que sigue sin poner encima de la mesa el famoso convenio objeto de debate, expulsa al equipo de Chapín y los jugadores, de motu propio o empujados, se van a entrenar a las puertas del Ayuntamiento y de ahí llega el primer comunicado en el que se dice que el Xerez se va definitivamente a Medina. En doce años el segundo destierro de la entidad. Una entidad que tiene a unos dirigentes que no hay por donde cogerlos, pero que es de Jerez y que ha sido un escaparate para la ciudad y para los que han dirigido, o también han maldirigido, la misma. “Somos de Primera”, llenábamos la Feria de euforias y panfletos alrededor de un éxito deportivo, los políticos, de uno u otro partido, se paseaban con sus bufandas por Sanlúcar y por Jerez y se ponían en la foto porque éramos de Primera. Ahora, en Tercera, el escaparate ya no es el mismo, los sentimientos, por culpa de los que han saqueado al club, han variado y se han marchado en busca de una resurrección y las circunstancias son distintas, pero el Xerez sigue ahí vivo y viendo cómo unos y otros, los unos sin pagar y los otros empujándolo al abismo, lo llevan hacia la tumba.
“Que el señor Ricardo García se vaya a Medina a nosotros nos da exactamente igual, como le da igual a todo Jerez, otra cosa es que en esa huida que toma el señor Ricardo García y Energy arrastre el sentimiento de las personas del Xerez Deportivo que han decidido seguir apoyando al club y eso es lo que nos preocupa pero no que él se vaya a Medina, a Dos Hermanas o a París nos da igual porque en esta ciudad no ha demostrado nada en relación al equipo”, decía Antonio Saldaña, portavoz municipal, el pasado viernes. El que se va a Medina no es Ricardo, es el Xerez, es la historia deportiva de Jerez la que se marcha. Y todo eso se podría haber arreglado. Cómo. Con diálogo. Ricardo García, antes de supuestamente comprar las acciones a Morales, tendría que haber ido al Ayuntamiento y hablar y ver si era o no conveniente hacerse con las riendas del club. Hablar y demostrar que detrás había gente con capacidad económica. Ni habló ni demostró nada. El Ayuntamiento, antes de echar al Xerez de Chapín a 48 horas de comenzar la Liga, debería haberse reunido con Energy y no plantearle al disolución del club, sino hablar con claridad. ¿Podéis hacer frente a esto? No. No queremos otro caso Zahav, por ejemplo, y entonces pones las cartas sobre la mesa y desde el 1 de agosto, cuando el equipo se fue administrativamente a Tercera, poner los medios para que “o hay claridad económica o aquí se ha terminado.” Pero desde el 1 de agosto, no cuando la competición ha arrancado. Ha faltado claridad por las dos partes. Se ha hablado, pero solo de la liquidación del club porque parece que, y no sé las razones, es lo único que interesa. Que legalmente debe ser así. Quizás, pero también se le podía dejar morir en paz y no con tantos esperpentos.
Es una guerra, con querellas que van a llegar y con el Xerez en el foco de las balas nuevamente. No sé qué rédito va a sacar cada parte, lo que sé es que esta guerra es absurda, que todo ha sido absurdo sobre todo cuando el equipo cayó en Tercera, porque ahí es donde se debería haber puesto pie en pared y el día 1 de agosto Energy, si no traía solución para el Xerez, debería haber sido puesto en su sitio. Luego ha llegado todo tarde y mal y el Xerez vuelve a copar la actualidad de una ciudad que tiene unos frentes, como los más de 36 mil parados, que son muchos más importantes, por lo que no se entiende, o sí, las razones de buscar otra guerra del fútbol.
Jerez
Guerra sin sentido y el Xerez en medio
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