Abandonado a su suerte, enterrado en carteles de viejos y nuevos conciertos y teatros, de anuncios de servicios, el escaparate de Harillo evidenció la recordada desaparición del querido pastelero rondeño y el adiós a uno más de los tradicionales comercios de nuestra ciudad, de esos de toda la vida que desde niño se visitaban en la calle La Bola. Hace ya seis años.
Tras años de algunas negociaciones que resultaron baldías, la sociedad de la que depende una empresa sobradamente conocida en Ronda, Jamonería Berrocal, se ha hecho con el local, con la amplitud suficiente para la puesta en marcha de un negocio en pleno centro de Ronda.
Sin ser lo más importante, y aunque no ha trascendido ninguna cifra oficial, los mentideros se habla de un acuerdo casi millonario, que permitirá el renacimiento de un local queridísimo en la ciudad para el que, pese a todo, aún no hay una idea clara de negocio por parte de sus compradores.
RONDA SEMANAL ha contactado esta semana con los responsables de esa compra, que han declinado ofrecer más explicaciones hasta tanto no exista un proyecto claramente definido para este negocio, si bien mostraron su satisfacción por haber podido cerrar un trato en el intento de consolidar una nueva tienda en la calle más comercial de nuestra ciudad.
Hasta entonces, cientos y miles de personas seguirá cruzando día a día junto a unos escaparates silenciados tristemente hace años, frutos del olvido pese a los reclamos tintados en hojas y panfletos que se agolpan junto a la vieja confitería del recordado Ángel Harillo y su familia.