Obama, su esposa Michelle y sus dos hijas pasaron el fin de semana en Chicago, el primero fuera de Washington desde la investidura presidencial el pasado 20 de enero, después de la brega con el Congreso para la aprobación del plan económico.
Fuentes de la Casa Blanca indicaron que Obama retornará a Washington el lunes, y el martes en Denver, Colorado, promulgará el plan que contiene gastos en infraestructura, y beneficios impositivos.
La economía de Estados Unidos ha perdido casi tres millones de puestos de trabajo desde que comenzó la recesión en diciembre de 2007, y a pesar de la inyección de cientos de miles de millones de dólares desde el Tesoro y la Reserva Federal, el sistema financiero sigue aletargado.
El asesor presidencial David Axelrod dijo ayer, en el programa Fox News Sunday de televisión, que “los indicios de que el estímulo funcionan serán obvios en cuanto empiecen los trabajos en infraestructura y otros programas en todo el país”.
“No obstante lo cual”, añadió, “se necesitará más tiempo antes de que los efectos (del programa) se noten en las estadísticas del empleo.
Es probable que la situación económica empeore antes de que empiece a mejorar”.
El presidente, que calificó la aprobación legislativa del plan económico como “un hito mayor en nuestra senda hacia la recuperación”, viajará luego hasta Arizona.