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El Gallinero

Del pasodoble filtrado de Juan Carlos Aragón y los que lo aplaudieron

Este año ha vuelto a sucederle al autor lo que ya le pasó en 2008 con ‘La banda del capitán Veneno’ cuando trascendió al gran público el ya célebre pasodoble que comienza con “Si caminito del Falla, el corazón te palpita...”

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  • La comparsa de Aragón -

“Si  caminito del Falla el corazón te palpita…’ cantaba la comparsa con la que Juan Carlos Aragón Becerra acudió al concurso el Carnaval del año 2008, La Banda del Capitán Veneno. Y palpitó. Antes de la llegada de Facebook y Twitter a España, del boom que han supuesto como nueva forma de comunicación las redes sociales, antes de la invasión de WhatsApp. Se difundió el pasodoble a la velocidad de la luz porque ya habíamos dado un primer paso de gigante, con el correo electrónico, que cambió nuestras vidas.

Se extendió como la pólvora  y a mucha gente parecía importarle muy poco lo que estarían sintiendo los afectados. No hubo escrúpulos para enviar correos masivos con el archivo adjunto de la famosa grabación. Algunos tardaron días en escucharlo, mientras no mirasen su cuenta de correo, pero eso no impidió que bastante antes del comienzo del concurso ya se cantara esta letra, como si se canturreara “Ay, vaporcito del Puerto…”.

Las especulaciones fueron de todo tipo. Hubo aficionados que realizaban hipótesis, sin base real, pero que aseguraban saber de primera mano que la comparsa se presentaría en el Gran Teatro Falla cantando otra melodía de pasodoble, incluso los más aventurados se atrevieron a afirmar que habían oído la nueva composición y que el pasodoble era mucho más bonito que el primitivo.

Y llegó la novena sesión de la fase clasificatoria de esa edición del COAC. Era la noche del 21 de enero; la expectación era máxima. Gran escándalo antes de la subida del telón, el público animaba enfervorizado. El autor había decidido como respuesta a ese ataque mantener  todo tal cual había sido concebido y los corazones de todos los que llenaban esa noche el coliseo ‘palpitaron’ al unísono escuchando esa maravilla de pasodoble que ha quedado para la historia. Pero este año con lo que le han hecho a Catastrophic Magic Band le han ‘apretado el corazón’ a su autor. Es la segunda ocasión en la que han difundido una grabación de un ensayo de la comparsa de Aragón. Esta vez, se ha tratado de dos pasodobles y un cuplé. Lo más grave y dañino para él  y su grupo es que ha sucedido a pocos días de su debut en  el concurso. Esa escasez de tiempo no ha sido problema para los que se han tomado la libertad  de hacer un envío a través de Whatsapp a  todos sus contactos, los que han querido escuchar lo que habían recibido o los que han hecho la correspondiente visita a Youtube. 

Todo ha sido más rápido, si cabe, que hace cinco años. Se debe a que el Carnaval de Cádiz no ha escapado a la incursión en nuestro día a día de redes sociales, blogs, chats, aplicaciones, webs de distintos medios de comunicación, etc. No ha sido necesario esperar ni un segundo para oírlo, ya que los envíos llegaban al instante al propio teléfono móvil, ni ha hecho falta el boca a boca, porque muchos han opinado al momento públicamente incluso con nombre y apellidos. Ello ha contribuido tanto a la inmediata propagación de las grabaciones como a  la creación de una gran bola de nieve que ha ido creciendo con duras acusaciones surgidas de la desconfianza, intercambio de insultos entre aficionados, nuevas suposiciones sobre lo que finalmente traería a escena la comparsa, y todo ello no ha beneficiado a nadie. Insisto, a nadie que sea un auténtico aficionado porque a nuestro Carnaval este tipo de sucesos  sólo le restan y lo empequeñecen.

La respuesta del pasado miércoles era muy esperada, pues el propio Juan Carlos Aragón anunció a  través de su cuenta de Twitter que contestaría del modo que mejor sabe hacer. Le han ‘apretado’ demasiado el corazón y ‘ha explotado’ en forma de pasodoble. Pasodoble con una letra que dejaba muy claro el sentir de los corazones de los dieciséis perjudicados, que recibió más de un ole atronador y una ovación que vino acompañada de un largo aplauso. Quedó patente el fervor, la pasión, la devoción, la adoración y el entusiasmo de la mayor parte del público que abarrotaba el teatro.  Da lástima esa incoherencia que no nace ni de la afición, ni siquiera del fanatismo, sino del absurdo, pues creo que no me estoy lanzando a una piscina vacía si asevero que más de la mitad de los que se partieron las manos y la garganta el miércoles por la noche han sido los primeros en pasar y escuchar el pasodoble.

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