La Caleta, la coqueta playa gaditana encallada en el barrio de la Viña, tiene un sosias a 650 kilómetros de distancia. Sí, La Caleta está en Madrid.
La gaditana María Espejo y su marido Ángel regentan desde hace más de tres años la Taberna Gaditana La Caleta situada en la madrileña calle de los Tres Peces, en el castizo barrio de Lavapiés. Y lo de taberna gaditana no es sólo por que sus dueños sean de Cádiz, sino que la carta, la decoración, el ambiente y hasta la música rezuman Cádiz por los cuatro costados.
María, orgullosa de su taberna galardonada con el Premio Metrópoli al Mejor bar de tapas de 2010, vive desde hace 10 años en Madrid pero tiene siempre la vista y el negocio orientado al sur.
El local, pequeña embajada de Cádiz en la capital de España, está decorado con el tipismo que mana de las imágenes de personajes del mundo del flamenco colgadas de sus paredes o de un salón al que se accede siguiendo un rótulo que indica “A la playa” y que pintada al fresco representa la playa gaditana.
En lo referente a lo esencial en una taberna, es decir, la comida, La Caleta no defrauda a la parroquia que por allí se acerca. El papel de estraza es pieza fundamental en los papelones de de pescaíto frito que sirven junto a arroces de carabineros y chipirones, de almejas y gambas o de atún y choco, papas con chocos o menudo de chocos, que son algunos de sus reclamos.
Pero no olvidan los productos de la tierra y también despachan berza gitana, chicharrones de Chiclana o quesos payoyos, todo ello regado por manzanillas de Sanlúcar y finos de Jerez o vinos blancos y tintos de Arcos.
María presume de lo que vende, “aquí todo lo que se sirve es de Cádiz. Por ejemplo, las acedías me las traen de Sanlúcar y los pescados de estero y las coquinas, de San Fernando. Una vez vinieron de Telemadrid para hacer un reportaje y no paraban de decir ‘la taberna andaluza’, hasta que les corregí y les dije que la taberna era gaditana... hasta los claveles que adornan el bar son de allí”, sentencia.
El local, cumple a rajatabla con las tradiciones gaditanas y suele acariciar los oídos de la clientela con flamenco del bueno, pero llegado los momentos claves del calendario, suena el 3x4 de las coplas de Carnaval o los villancicos flamencos en las noches de zambomba navideña. “La noche de la Final del Falla es una de las citas ineludibles de la taberna. Ponemos la televisión y esto se llena de gaditanos y aficionados al Carnaval”, dice orgullosa María.
Los boquerones, puntillitas, chocos, acedías, pijotas, tortillitas de camarones, salmonetes, cazón en adobo y calamares que en La Caleta entran crudos, salen envueltos en papel de estraza en busca de los paladares ansiosos por deleitarse con el sabor de la Bahía. Sardinas, ostiones, ortiguillas y hasta las mijitas del freidor idolatradas por Fernando Quiñones, completan la paleta de mar de este trozo de Cádiz en Madrid que tiene desde hace tres meses una sucursal en la malagueña localidad de Torremolinos.
El imperio caletero parece extenderse para dar a conocer las bondades gastronómicas gaditanas más allá de sus fronteras.