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Más necesario que nunca

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Queridos lectores, hay circunstancias que ocasionalmente coinciden con los signos cruciales de las grandes inflexiones en la historia humana, en las que la esperanza se debilita, la existencia se hace rutinaria y no se divisan las luces que siempre anuncian el futuro. Para percibirlas y comprenderlas, sólo hay que ser honrados con nosotros mismos y con la sociedad que nos rodea, vivir dentro de la población y tener los oídos apegados a sus angustias y preocupaciones.

Son momentos cruciales en que la desesperanza mediatiza la vida espiritual de los colectivos humanos y se pierde el sentido de la orientación en el presente que se vive y hacia el futuro que habrá de venir inexorablemente por ley de vida. Es entonces cuando se hacen necesarios para seguir adelante los referentes morales que dan base a las esencias intrínsecas de la sociedad constituida. Resulta imprescindible definir esos referentes, depurarlos de las concepciones que tratan de presentarlos de acuerdo con intereses específicos que poco tienen que ver con sus esencias constitutivas, para tomarlos como guía y luz de futuro. Éste es el caso de la impronta que con su pensamiento y su obra José Martí, como referente moral y espiritual básico, ha marcado a las esencias mismas de la Nación cubana.

Nuestra identidad y el sentido de nuestra independencia como nación fraguaron en los conceptos del pensamiento martiano quien supo resumir los anhelos, las luchas y los intereses del pueblo cubano.
 Yo considero que precisamente en este 156 aniversario del nacimiento José Martí que conmemoramos el 28 de enero del 2009, es más necesario que nunca antes convertirlo verdaderamente en una realidad cotidiana sin dobleces ni interpretaciones interesadas, porque atravesamos por momentos muy difíciles en los que nuestra espiritualidad se encuentra profundamente resentida por las circunstancias críticas en que estamos envueltos, en las que el pueblo vive complicados avatares en donde la necesidad de sobrevivir llega a límites de fondo. Si en cambio la respuesta es no ver lo que nos rodea y se descalifica a los que se aventuran a analizarlo, se emiten condenas a priori, aislándose de las realidades que vive la población, se abrirían brechas insalvables que no podrían cubrirse con menciones ni consignas que en realidad impiden ir al fondo de los problemas, buscar las causas y actuar sin esquemas ni dogmatismos.

Tomar a José Martí como referente moral es percibirlo en su integralidad, de conjunto sin concepciones aisladas utilizadas al arbitrio para poner el énfasis en los intereses específicos de un determinado criterio, porque José Martí es universal, integral, ético, humano, libre y sin compromisos parciales y su pensamiento sobre la república quedó claramente expresado cuando dijo: “O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y de pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como de honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. Para verdades trabajamos y no para sueños...”.

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