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El Puerto

El Último McGuffin - Presence (2024)

Crítica de cine de Jesús González, de El Último McGuffin

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  • JESUS GONZÁLEZ. -

Steven Soderbergh es un cineasta peculiar. La mayor parte de su carrera ha trabajado al margen de las imposiciones y fórmulas de la industria, buscando nuevas maneras de aproximarse al cine, experimentar con sus formas y jugar con sus posibilidades. Su prolífica y diversa filmografía, con películas como Out Of Sight u Ocean´s Eleven, da cuenta de ello. De hecho, la mayoría de ellas son muy buenas. Su último estreno, rodado en tan solo 11 días, abrió el pasado festival de Sitges y ahora ha llegado a las salas de cine. Se trata de Presence, una película de dispositivo en la que Soderbergh nos pone en la piel de un fantasma, mostrando todo lo que vemos en pantalla únicamente a través de su punto de vista. Esta presencia fantasmagórica se aferrará a los miembros de una familia cuya hija ha sido marcada por un trauma reciente: la muerte de una amiga. 
David Koepp, guionista de la película, escribe la historia con el andamiaje narrativo de un cuento fantasmagórico, por lo que Presence se encuentra más cerca de la sensibilidad emocional de A Ghost Story (David Lowery, 2017) que del tenso suspense de otras cintas de terror sobre casas encantadas como Paranormal Activity (2007). La película explora la fragilidad de las relaciones familiares a través de largos planos secuencia subjetivos, sutilmente hilados a través de unos estimulantes fundidos a negro. 

Presence


Resulta esclarecedor que el propio Soderbergh maneje la cámara (es también el director de fotografía y el editor de la película) ya que se establece una conexión genuina entre los tres principales sujetos de toda producción artística (creador/intérprete/espectador): las imágenes condensan a través de una sola mirada lo que él, como director, quiere que el espectador vea, lo que la presencia ve en su deambular por la casa, y lo que el espectador ve a través de los ojos de ambos. El misterio reside en por qué vemos lo que vemos, pero hasta el emocionantísimo final de la película no obtendremos la respuesta. 
La película, lejos de caer en sustos baratos, consigue capturar una atmósfera que transmite incertidumbre y melancolía, mientras profundiza en los traumas y temores de una familia que sirve a la sociedad norteamericana como espejo en el que descubrir las consecuencias de ignorar el dolor con tal de aparentar un falso reflejo de éxito. El verdadero terror de Presence aparece donde uno menos se lo espera, demostrando que Soderbergh, además de acertar de lleno con la manera de abordar esta historia, es un director que retrata de manera excepcional nuestros miedos más actuales.
Presence está en cartelera y puede verse en los cines Artesiete Bahía Platinum, que durante esta semana (del 12 al 20 de marzo) ofrecen precios especiales en su web.

Instagram: @docsportellosala3

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