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Desde mi azotea

El accidente de Angrois

Que este articulo sirva para recordar a nuestros paisanos

Publicado: 26/07/2024 ·
07:59
· Actualizado: 26/07/2024 · 07:59
Autor

José Antonio Jiménez Rincón

Persona preocupada por la sociedad y sus problemas. Comprometido con la Ley y el orden

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El 24 de julio pasado se habrán cumplido 11 años del mayor accidente ferroviario de las historia reciente en España. El peor castigo que se le puede hacer a las víctimas de un accidente es el ostracismo y el olvido. Desde mi azotea elevo al cielo un homenaje por cada una de las víctimas de tan trágico accidente y las saco del olvido. Entre los 80 fallecidos, se encontraban Antonio Reyes, profesor del Instituto Sancti Petri; su esposa, Rosa Quijano, empleada de un banco; Ignacio Bustamante, funcionario del Ayuntamiento de San Fernando; y el matrimonio formado por Esperanza Márquez y Francisco García, ambos profesores del Colegio Puente Zuazo En total eran siete las personas procedentes de San Fernando las que viajaban en el tren, de las que Fátima Cristina Reyes Quijano, la hija con síndrome de Down de uno de ellos, sobrevivió junto a Josefa Álvarez profesora del instituto Sancti Petri, esposa de Ignacio Bustamante. El alcalde, José Loaiza, hizo entrega a los vecinos de la parroquia de Angrois la medalla de la ciudad en agradecimiento por sus comportamiento solidario de estos vecinos en el rescate y auxilio de las víctimas.

Las víctimas de este desgraciado accidente han luchado durante muchos años para que se celebrase el juicio y se depurasen las responsabilidades de los culpables de tal desastre ferroviario, al que podemos calificar sin equivocarnos, como de imprudente, negligente y con numerosos delitos de homicidio doloso con resultado de muerte y lesiones graves, dada la velocidad que llevaba el tren (191 kms/hora) en una curva señalizada a 80 kms/hora, como causa física del accidente.

Haciendo historia, el 24 de julio de 2013 el tren Alvia 04145/04155 salió en doble composición de la estación de Madrid-Chamartín a las 15:00 (CEST) con destinos Pontevedra (Rama de Cabeza) y Ferrol (Tren de cola). Sobre las 19:55 horas llegó a la estación de Orense, donde realizó una parada comercial y cambió de maquinista. Las dos ramas se separaron, saliendo primero la rama con destino Vigo-Pontevedra. Cinco minutos después salió la rama con destino Ferrol, con Francisco José Garzón Amo como maquinista. A bordo viajaban 218 pasajeros y seis tripulantes. Este fue el tren de la muerte.

En el punto kilométrico 78+280 -a seis kilómetros de la curva-, el maquinista respondió a una llamada de servicio a través del móvil corporativo realizada por el interventor del tren, mientras se desplazaba a 199 km/h. Durante la llamada el tren pasó por la señal avanzada E7 de la bifurcación A Grandeira. Esta señal era la referencia para iniciar la frenada y reducir la velocidad con el fin de adecuarla a la limitación de velocidad (80 km/h) existente más adelante. Sin embargo, el maquinista no se percató de la señal al continuar en la llamada y el tren continuó a una velocidad próxima a 195 km/h.

La conversación tuvo una duración de 100 segundos y en ese tiempo el tren recorrió 5.540 metros. A las 20:40:56 horas, nada más salir del túnel de O Eixo, la conversación finalizó. Es entonces cuando el tren pasó por la baliza previa de la señal de entrada E7 de la bifurcación A Grandeira a casi 190 km/hora y el maquinista se percató de la inminencia de la curva, por lo que inmediatamente accionó el freno de emergencia cuando el tren circulaba a 195 km/h. El tren se introdujo en la curva a una velocidad de 191 km/h y descarriló dentro de la curva, a la altura del punto kilométrico 84+413, a unos 3 kilómetros de la estación de Santiago de Compostela. La curva estaba limitada a 80 km/h en el libro horario.

El coche del generador diésel delantero fue el primero en descarrilar, arrastrando los coches de pasajeros siguientes y desestabilizando la cabeza tractora delantera, la cual volcó. El coche número 4 salió despedido sobre un muro de contención y acabó en plena calle. El coche 5 quedó volcado debajo del puente y arrancado al chocar su costado con el muro de contención, al igual que el coche 3. El coche 6 acabó cruzado y encima cayó el coche 7 cafetería, el cual volcó verticalmente. Detrás quedaron los coches de preferente completamente volcados, empujados por el furgón generador de cola, el cual explotó y se incendió tras ser empotrado por la cabeza tractora de cola. Una cámara de seguridad grabó el momento del accidente.

De las 224 personas que viajaban a bordo (218 pasajeros y 6 tripulantes), 144 resultaron heridas y 80 fallecieron. Entre los fallecidos se encontraba, ciudadanos de diez países diferentes; 68 de España, dos de Estados Unidos, dos de Francia, dos de Italia, una de Argelia, una de Brasil, una de Colombia, una de México, una de República Dominicana y una de Venezuela.

El mayor juicio nunca celebrado en Galicia por el también mayor accidente ferroviario de la democracia quedó en 2023 visto para sentencia. Hubo que esperar diez años, desde julio de 2013, para que se desarrollara el procedimiento judicial tendente a aclarar las causas del siniestro, determinar las responsabilidades penales y calcular las indemnizaciones que corresponden a las víctimas. El juicio arrancó a principios de octubre de 2022 y se prolongó hasta el 27 de julio de 2023.

A las 14.08 horas de ese día, un jueves, y tras casi diez meses de proceso, la vista oral por el accidente del Alvia llegaba a su fin. Ninguno de los dos acusados, el maquinista Francisco José Garzón y el que fuera director de Seguridad en la Circulación de Adif Andrés Cortabitarte, quiso ejercer su derecho a la última palabra. Ambos lo dejaron todo en manos de sus defensas, que pidieron, obviamente, la absolución para sus representados y se emplearon a fondo en culparse mutuamente de provocar el accidente ferroviario.

Al filo del onceavo aniversario de la tragedia, una jueza de la capital gallega está a punto de dictar sentencia. No hay fecha para ello, pero se espera que la resolución judicial del que se bautizó como caso Alvia se comunique a las partes en las próximas semanas. El 27 de julio se cumplirá un año desde que el juicio por el accidente quedó visto para sentencia. Atrás quedaron ocho años de instrucción, la participación de más de 100 abogados, 500 testigos y casi 150 peritos y una causa que acumula 70.000 folios con dos personas sentadas en el banquillo para las que se piden cuatro años de prisión por imprudencia profesional grave: Francisco Garzón y Andrés Cortabitarte.

Que este artículo sirva para no olvidar nunca a nuestros paisanos. Lo que iba a ser unas vacaciones en Santiago de Compostela, se convirtió en una fosa de muerte y desesperación en la curva de Androis. Descansen en paz. Y que se haga justicia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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