Según ha publicado Usmagazine, hace 10 años Kidman atravesaba unos muy malos momentos como consecuencia de su divorcio con Cruise, padre de sus dos primeros hijos. Esto coincidió con el rodaje, en 2002, de la película Las Horas y todos estos factores provocaron que el estado anímico de la actriz se viera seriamente afectado.
"Estaba muy deprimida y pensé que no podría superarlo. Incluso estuve a punto de dejar el rodaje pero los productores no me lo permitieron así que tuve que ser más fuerte que todo eso y seguir adelante. Creo que conseguí aprovechar mi agitación interior para mejorar mi interpretación", explica Kidman.
Sin embargo, dar vida al triste personaje de Virginia Wolff le valió la nominación al Óscar a la Mejor Actriz, estatuilla con la que consiguió finalmente alzarse y que, en gran medida, consiguió devolverle la sonrisa.
"Aprecio la fuerte insistencia que a veces muestran los directores pero no es una cualidad (la insistencia) que necesite en un marido", destaca al hablar de su anterior matrimonio al que hoy puede asomarse sin rencor. Lo que es más, en la actualidad la australiana alaba el trabajo de su ahora ex marido en el largometraje Eyes Wide Shut. "Estuvo extraordinario".
Pero los fríos días de invierno parecen haber pasado para una actriz que vuelve a saborear un momento dulce, tanto a nivel profesional como personal. "Cuando anunciaron que estaba nominada todos empezamos a saltar alrededor de la mesa de la cocina, ese es mi recuerdo". Ahora la mayor preocupación de Kidman radica en escoger un vestido con el que pisar elegante la alfombra roja y disfrutar de los primeros días de Faith, su recién nacido bebé.