Dos amigos discuten porque uno de ellos le ha comentado, totalmente en serio, que Mengíbar tuvo playa en la antigüedad. La discusión acabó cuando se incorporó una tercera persona que siempre se había dado de deletrado, así calificaba mi abuela a los que en su época tenía un conocimiento superior a los demás.
El embrollo de desarmó porque el deletrado afirmó que Jaén formó parte del segundo estrecho que existió hace ocho millones de años. Ese es motivo suficiente para llegar a afirmar que el mar pudo llegar perfectamente hasta Mengíbar.
Por entonces, existían dos estrechos, uno en el norte de Marruecos y otro a través del sur de España, que se extendía a lo largo de un corredor desde Sevilla hasta Jaén y Murcia. Ambas conexiones se fueron cerrando paulatinamente debido a le elevación tectónica de la cordillera Bética en Andalucía y de la del Rif en Marruecos. Como consecuencia de este cierre se bloqueó la entrada de agua Atlántica hacia el Mediterráneo y se desencadenó la mayor catástrofe ambiental del Mediterráneo.
Los amigos que habían debatido ese mismo tema se quedaron convencidos de la explicación del deletrado, aunque no querían profundizar en exceso por la distancia en el tiempo y por el escaso interés del mismo.
El cierro progresivo del estrecho de Gibraltar se estudia mediante el proyecto IMMAGE, continua la disertación a pesar de la indiferencia de los contertulios. Se trata de una perforación anfibia diseñada para recuperar testigos completos del intercambio Atlántico-Mediterráneo desde finales del Mioceno hasta su configuración actual.
¿Mioceno?, reaccionó uno de los amigos. A lo que reaccionó el deletrado señalando que se trata de una división geológica que comenzó hace 23 millones de años y termino hace unos 5 millones de años.
Todo este estudio lo lleva a cabo un grupo de científicos a bordo del buque americano Joides Resolution, que forma parte del programa internacional para el descubrimiento de los océanos.