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Cádiz

Justicia permite inscribir al creciente número de niños de madres de alquiler

La decisión del Ministerio de Justicia de permitir inscribir en el Registro Civil a niños nacidos en el extranjero de madres de alquiler abre la posibilidad de regularizar a decenas niños nacidos por medio de una técnica prohibida en España.

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La decisión del Ministerio de Justicia de permitir inscribir en el Registro Civil a niños nacidos en el extranjero de madres de alquiler abre la posibilidad de regularizar a decenas niños nacidos por medio de una técnica prohibida en España pero aceptada en otras partes del mundo y a la que acuden cada vez más españoles.

"Ni uno, ni dos; en España ahora mismo hay cientos, miles de niños nacidos por gestación subrogada; cientos de parejas que se han ido al extranjero para conseguir tener un niño", asegura Montse, una riojana de 38 años madre de dos niñas nacidas por este sistema.

Fue hace tres años, en San Diego, California, y cuando su marido y ella acudieron al consulado a Los Angeles para inscribir a las gemelas "no hubo ningún problema, ni una pregunta de más; las inscribieron como hijas mías y de mi marido y ya", dice.

Montse es una de las decenas de mujeres españolas que cada año, y aconsejadas por sus ginecólogos españoles, recurren a este sistema para tener hijos.

"No conozco a ninguna pareja heterosexual que haya tenido problemas con la filiación de sus hijos; los únicos que tienen problemas son los gays y las lesbianas, por eso son los que pelean estas cosas", afirma Teresa, otra mujer que llegó a viajar a California hasta en cinco ocasiones sin éxito.

De hecho, según datos que maneja la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (FELGTB), los primero españoles nacidos de un vientre de alquiler de los que se tenga constancia son unos mellizos madrileños que recientemente cumplieron los 19 años, asegura la responsable de Familias de la organización, Luisa Notario.

"La subrogación se lleva haciendo desde hace años, solo que la gente no se había enterado" porque eran siempre parejas heterosexuales, explica.

Sólo en los últimos años, las parejas de homosexuales han comenzado a recurrir a los vientres de alquiler para tener hijos y resolvían el trámite inscribiendo al recién nacido como hijo natural de unos de ellos y de la madre gestante.

Pero la ficción se acabó con la llegada de Juan y José (también nombres ficticios), la pareja valenciana que en 2008 se plantó en el consulado de Los Angeles con la intención de registrar a sus dos mellizos como hijos de ambos.

"Este es un fenómeno invisible, pero hay pistas que demuestran que es bastante habitual", asegura Juan, quien cita datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) que afirman que en 2007 nacieron en Estados Unidos casi mil niños españoles, cuando en todo el país residen menos de 50.000 españoles "y la inmensa mayoría son estudiantes".

"Si el INE detallara por estados, resultaría que los españoles en California tienen la tasa de natalidad más alta del planeta", subraya Juan, para quien la inscripción de niños de parejas heterosexuales "era un sistema que funcionaba engrasado por la hipocresía".

Ante la negativa del consulado a inscribir a los niños como hijos de Juan y José, la pareja consigue pasaportes americanos para los mellizos y sigue la batalla legal desde Valencia.

En febrero de 2009, la Dirección Nacional de los Registros y del Notariado (DGRN) resuelve a su favor y los niños se inscriben como hijos de ambos, una decisión que recurre la Fiscalía de Valencia demandando tanto a la pareja como al Ministerio de Justicia en un caso que sigue enredado en los tribunales.

Es a raíz de este problema y de el hecho de que en los últimos tiempos se han presentado siete recursos similares, cuando la DGRN decide elaborar la instrucción que permite inscribir en el Registro Civil a los niños nacidos de un vientre de alquiler con la condición de que se presente una resolución judicial.

"Nos hemos esforzado en tratar de resolver un problema real, que es la existencia de unos niños que están en España y son hijos de al menos un español; no podemos obviar esa realidad", explica la directora general, María Angeles Alcalá; "pero tampoco podemos olvidar que detrás de estos casos hay siempre una mujer que ha dado a luz y cuyos derechos no puede ser obviados".

El interés superior del menor y la necesidad de proteger a la madre gestante y asegurar que no lo ha hecho bajo coacción o engaño o controlada por mafias es lo que ha impulsado a la DGRN a exigir que un juez haya "controlado la situación y confirmado que todo se ha hecho conforme a derecho en ese país", subraya.

Alcalá niega que sea un problema que atañe sólo a los homosexuales y cita el caso de "varias" parejas heterosexuales que "cuando ha habido duda, se ha denegado la inscripción", y subraya que "la supuesta discriminación no se deriva de la ley".

La nueva instrucción, publicada en el BOE el pasado 7 de octubre, ha sido bien recibida por la FELGTB, implicados -como la pareja de valencianos- y abogados, algunos de los cuales advierten sobre los posibles peligros que acechan tras el nuevo texto.

"Es una decisión muy innovadora y muy audaz, que abre la puerta al debate sobre un tema del que nadie habla, pero que está en la sociedad española desde hace bastante tiempo", asegura la abogada Olatz Alberdi, experta en asuntos de familia.

El problema, explica, es que en Estados Unidos distinguen entre la madre genética y la madre gestante, mientras que en Europa sigue rigiendo el Derecho Romano que establece que madre es la mujer que da a luz; "pero en tiempos de los romanos no había maternidad subrogada; tenemos mucho que pensar", dice.

Para las abogadas madrileñas Carmen Docio y María Jesús Basco, cuyo despacho está especializado en el asesoramiento de esta práctica, la instrucción de la DGRN es "una aberración" porque para impedir la vulneración del derecho del menor a conocer su origen biológico se tendrá que "traer a la madre subrogada y se la tendrá que oír" pese a que "no está transmitiendo nada biológico".

"Si se quiere proteger el derecho del menor a conocer su origen biológico deberían traer también a los donantes de semen y de óvulos", concluyen.

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