El Govern de Cataluña entregará los restos de Cipriano Martos a su familia el 3 de junio en Huétor-Tájar, tierra de origen de este militante antifranquista muerto en 1973 tras la ingesta de ácido sulfúrico en un interrogatorio con torturas en el cuartel de la Guardia Civil en Reus (Tarragona).
El gobierno catalán inició el pasado otoño los trabajos de exhumación de Martos en una fosa del cementerio de Reus y, en enero de este año, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, anunció que los técnicos arqueólogos habían hallado los restos de un cuerpo compatible con la descripción física de la víctima.
Los análisis antropológicos y genéticos confirmaron el pasado 22 de febrero que los restos correspondían a Cipriano Martos, un militante del FRAP originario de Andalucía que a finales de los años sesenta emigró a Cataluña y se sumó a la lucha antifranquista, hasta que fue detenido y torturado en verano de 1973 en Reus.
La conselleria de Justicia, Derechos y Memoria de la Generalitat se encargará el traslado de los restos de Martos a Andalucía y ha acordado su entrega para el próximo 3 de junio en Huétor-Tajar, donde yacen enterrados los padres de la víctima.
El departamento que dirige la consellera Gemma Ubasart ya ha comunicado a Antonio Martos, hermano del antifranquista y residente en Cataluña, que la Generalitat está "a disposición de la familia" para trasladar los restos mortales hasta Andalucía, como deseaban sus familiares, que son quienes decidirán "el fondo y la forma del acto de retorno", según ha informado el Govern en un comunicado.
DE GRANADA A SABADELL, EN PLENA DICTADURA
Cipriano Martos nació en 1942 en un núcleo de casas dentro del término municipal de Loja (Granada), en el seno de una familia de campesinos pobres, y emigró en 1969 a Sabadell (Barcelona), donde se politizó y se enroló en el PCE (marxista-leninista) y el FRAP.
Ya en la clandestinidad, el partido lo destinó a una célula en Reus, donde en agosto de 1973 fue detenido por la Guardia Civil, que lo interrogó durante más de dos días, hasta que la ingesta de ácido sulfúrico obligó a ingresarlo en el Hospital de Sant Joan, donde agonizó durante 21 días, sin que su familia supiera dónde estaba.
Tras su fallecimiento, el 17 de septiembre de 1973, el régimen franquista trató de silenciar el caso, que en 2014 fue incluido en la macroquerella ante la justicia argentina por crímenes del franquismo.