La Comisión Europea otorgó este jueves la indicación geográfica protegida (IGP) a la carne de buey y vaca de Galicia, en virtud tanto a su sabor y textura, como también al sistema familiar de explotación ganadera y al método de crianza de los animales, que contiene una alta presencia de pastoreo.
El Ejecutivo comunitario elogió en un comunicado esta forma de la crianza de los bovinos gallegos, basada en un "sistema mixto", dijo, que alterna los pastos al aire libre con la alimentación en establo, aprovechando "los recursos alimenticios disponibles y los excedentes de las cosechas" de la zona.
Según Bruselas, este método de producción "da lugar a carnes marmoladas que destacan por su calidad sensorial", de aspecto tierno y caracterizadas "por su jugosidad en boca y un sabor carnoso profundo y persistente con un regusto ligeramente ácido".
Para el Ejecutivo comunitario, esto se debe, en parte, al porcentaje un tanto superior de grasa intramuscular que tiene el bovino gallego, que presenta "un perfil lipídico favorable", apuntó, debido a "su alto contenido relativo en ácidos grasos monoinsaturados y poliinsaturados".
La Comisión Europea estipuló que esta nueva indicación geográfica protegida, un distintivo creado por Bruselas para acreditar la calidad de los productos alimentarios, abarca todo el territorio de Galicia y a toda la carne que produzcan las razas de bovinos Blonde de Galicia, Brunes de Asturiana de los Valles, Limousine, Blonde d'Aquitaine, Friesian y Alpine Brown.
En el comunicado, Bruselas también destacó que, a día de hoy, la ganadería gallega "sigue basándose en pequeñas explotaciones familiares" donde, a su juicio, "se respeta la simbiosis entre la tierra, el hombre y el animal y en las que la alimentación y el cuidado del ganado se transmiten de generación en generación".
