El tiempo en: Antequera

Notas de un lector

Respirar la vida

La reciente edición de “Tiempo y deseo (1971 – 2021)” reúne las Poesías Completas de Hilario Barrero

Publicado: 28/03/2022 ·
14:05
· Actualizado: 28/03/2022 · 14:05
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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Toledano del 46, pero afincado en Nueva York desde 1978, Hilario Barrero tiene a sus espaldas una amplia producción literaria. Su labor de traductor y de narrador no le ha apartado nunca de su pasión lírica. En 1976, iniciaba su andadura en este género con la edición de “Siete sonetos”. En 1999, reuniría en “In tempori belli (1971 -1999) casi tres décadas de producción. A éste, le seguiría “Libro de familia (2001 – 2011)”, “Tinta china” (2014), “Educación  nocturna” y “Blending, Cuadernos de humo” (2017).

La reciente edición de “Tiempo y deseo (1971 – 2021)” (Libros del Aire. Cantabria), reúne sus Poesías Completas, que incluyen, a su vez, un buen puñado de inéditos.

Aderezado por un verso límpido, cómplice y sabiamente ritmado, el decir de Hilario Barrero es un cálido cobijo, un espacio desde el que saberse protegido del desamparo o la tristura. Porque, al par de su palabra, se enraíza un ámbito confortador, solidario en su cercanía. Anotaba GastonBachelard en su “Poética del espacio” que

“la casa es nuestro rincón del mundo. Es nuestro primer universo.Es realmente un cosmos”. Y, precisamente, este íntimo hogar que habita el poeta, es el que abre de par en par al lector y al que deja paso para compartir con él su pan y su verbo: “Necesitamos aire/ para que crezca el agua,/ la lluvia es necesaria/ para que muera el fuego,/ la brasa quema al día/ amaneciendo noche,/ y al respirar la vida/ nos quemamos despacio/ con la sombra segura de la muerte./ Otros llaman amor a lo que es fuego”.

El yo lírico que narra cuanto acontece y aconteció en su peripecia vital evidencia una escritura lúcida, en constante subversión y ardimiento. La hechura humana de sus versos se acopla y se unimisma a una suerte de sonora libertad creadora desde donde hace inventario de un espacio pleno de vigor y vigencia.

En su prefacio, José Luis García Martín anota que en la poesía de Hilario Barrero se alternan los textos “que hablan de la luz y de sombra, del tiempo que nos hace y nos deshace, en la tradición de la poesía elegíaca o `metafísica´, con otros más anecdóticos”. En todos ellos, al cabo, hay una luz que envuelve lo fugaz de la dicha, la parsimonia del dolor, el ilimitado cromatismo del corazón: “Descubrir el amor,/ escuchar el aullido de la muerte/ y ver por vez primera el mar/ es como cuando un niño/ descubre que azul sobre amarillo/ cambian a un verde luminoso/ y no sabe todavía que el negro/ es un carbón ardiendo en sombras/ que algún día le quemará los ojos”.

En estos cincuenta años de poesía reunida puede apreciarse la extraordinaria fuerza de una identidad que logra aunar la realidadcon la reflexión, la palabra desnuda con el imaginario de cada ser… Porque la verdad que reclama el escritor toledano es una verdad ajena al símbolo, a la metamorfosis de cualquier otro signo que no sea lo vívido. Su escritura “no oculta su deseo de afirmar la vida”, afirma en su epílogo Carlos Alcorta.

Al igual que el afán de su verso. Al igual que la ambición de su acordanza: “En días como estos me acompaña un paisaje/ que yo no sé si invento/ en el que veo a un niño que se parece a mí/ con los ojos de humo”

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