Tras el shock inicial y, literalmente, romperse por dentro, la comunidad ucraniana en Huelva ha dejado a un lado las lágrimas y se ha puesto manos a la obra, para, desde la distancia, prestar ayuda a un país que hace una semana vivía en paz y que ahora está inmerso en una guerra ante la invasión rusa.
Una movilización para hacer acopio de medicamentos, alimentos no perecederos e incluso ropa para enviar a Ucrania y en la que el pueblo ucraniano no está solo, pues la población onubense ha dado un paso al frente y está respondiendo a esa llamada.
Desde la Parroquia de los Santos Cirilo y Metodio de Huelva capital se está coordinando la recogida, pero hay varios puntos de entrega repartidos por la ciudad.
Uno de ellos es el salón de uñas de Lucía Butto, en la calle San José número 2 de Huelva. “Llevaba dos días llorando literalmente, viendo las noticias, hablando con mis amigas que están allí, y el sábado me llamó una chica ucraniana que está también en Huelva y me preguntó si quería ayudar. Ahí es cuando pensé que tenía un arma fuerte: las redes sociales”, explica a Viva Huelva.
En apenas dos días su salón está repleto de productos para enviar a Ucrania y hay un goteo constante de visitas al centro para interesarse sobre cómo poder ayuda. Se ha creado literalmente una red de ayuda, e incluso negocios vecinos están colaborando.
Lucía lleva diez años en Huelva. Primero vino su madre, hace 20, y su padre se quedó en Ucrania. En abril del año pasado falleció a causa del Covid y Lucía reconoce con tristeza que “he llegado a pensar que casi mejor que se haya muerto a vivir esto ahora”.
Sin embargo, sus amigas de la infancia, “las madrinas de mi niña”, como se refiere a ellas, siguen en Ucrania, asimilando aún que viven en un país en guerra. “Mis amigas me decían que no iba a pasar nada, pero yo desde hace dos meses se lo decía, y me da mucha pena no haberme equivocado”.
Sobre la evolución del conflicto, no se muestra muy optimista. De hecho, se teme que Rusia “está cansando al pueblo y al ejército ucraniano para después mandar una ofensiva más fuerte”. Pese a todo, a que “estamos solos”, se muestra orgullosa de su país porque “el pueblo está más unido que nunca”.
Lucía tiene sentimientos encontrados. Por un lado, la tranquilidad de saber que está lejos del horror pero el dolor por la situación que atraviesa su país: “Es muy duro hablar con tus amigas, escuchar llantos, ruidos, las sirenas... y colgar el teléfono y seguir con tu vida aquí”.
Por ello, ha decidido ser parte activa en esta recogida de material de primera necesidad y alimentos. Según le dicen, lo que más falta hace es medicina “porque hay muchos heridos”, pero también medicamentos para niños, pues “ahora hace mucho frío, se ponen malos y no tienen nada”.
Por su parte, el párroco de la iglesia ucraniana en Huelva, Dmytro Savchuk, añade que también se necesita, además de alimentos no perecederos y mucho material sanitario, ropa térmica interior para los soldados.
“Los contactos con las instituciones del país nos indican que ahora mismo hay muchísima necesidad de material sanitario y médico para las tropas, heridos y enfermos, así como alimentos para los refugiados”, pero también “se está recaudando dinero para la compra de material y para costear el combustible para los envíos”.
De Huelva al combate
La parroquia, en la calle Tesoro de Aliseda, también está siempre abierta para recibir cualquier ayuda por parte de los onubenses. Desde allí se organiza todo para después enviarlo a través de furgonetas hasta la frontera de Ucrania. De hecho, el pasado fin de semana ya salieron dos furgonetas, que ya han hecho la entrega, y este martes salía otra, conducida por un joven ucraniano afincado en Huelva que “ha dejado su trabajo para alistarse como militar”.
Y no es el único, Savchuk asegura que más de una decena de jóvenes ucranianos en Huelva, entre ellos su propio hijo, han decidido dejarlo todo para luchar por su país. “Van a defender la patria, pero también es una defensa de Europa, porque hoy es Ucrania, pero mañana puede ser Lituania, Letonia e incluso Alemania”.