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Notas de un lector

Siempre como ayer

Julián Quirós ofrece al lector en “Pérdidas y ganancias” un viaje al pasado que sigue siendo reino común y habitable

Publicado: 24/01/2022 ·
13:59
· Actualizado: 24/01/2022 · 13:59
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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    Todo viaje al pasado genera un particular universo de asociaciones y resonancias. Volver la mirada hacia ese pretérito que sigue siendo reino común y habitable supone, también, hacer recuento de los años huidos. Y estos mismos son, al cabo, los que Julián Quirós ofrece al lector en “Pérdidas y ganancias” (ArsPoetica. Oviedo, 2021). Es este el primer poemario del periodista pacense, quien desde el verano de 2020 asumió la dirección del diario ABC.

    En esta entrega, que reúne los poemas escritos entre 2008 y 2019, hay unos ojos y un corazón que regresan hasta la luz de un tiempo ido, dichoso y doliente,confortador y complejo. Porque de ese juego de contrarios que es la existencia misma tratan muchas  de estas páginas,  que persiguen detenerse en los protagonistas y escenarios que aviven la acordanza: “Dentro voy/ de ti/ siempre/ como ayer”.

Auscultador de sí mismo, Julián Quirós recoge en su cántico íntimas meditaciones, mensajes transidos de una trascendencia que limitan con su verdad y su emocióny alzan su palabra como una vibrante noria de lo acontecido: “¿Vivimos ya en los recuerdos?/ Cierto; nos hicieron como somos”.

     Dividido en tres partes, “Ayer”, “Antes de ayer”, “Mañana”, y un epílogo, “Algunos años después”, el volumen signa, tal y como anota Carlos Aganzo en su prólogo, una “poesía de reafirmación en el desasosiego. De rebeldía en el anhelo de la mansedumbre”. Y, a su vez, se afanaen articularla sabia ordenación de una conducta propia que permita al yo lírico encontrar la esencia de su acontecer, de su perceptible identidad. Y lo hace, en efecto, a través de un despojamiento incisivo, valiente, desde el cual convertir el hoy en discípulo de lo lejano: “He crecido con mi pisada ligera,/ ganando fe en las corrientes invisibles/ que tejen los caminos/ y dejando atrás los miedos/ nacidos de la cuna”.

Frente a una certidumbre denotativa, el poeta reescribe su conciencia y se encamina hacia un futuro polivalente donde dialoga con los instantes y los espacios que albergarán su azar. Y así, en pos de una pureza que se aleje del ritual de la cotidianeidad, dela impostura, alcanzar una semántica cómplice, amatoria: “Hemos levantado los dos/ un refugio de emociones sentidas/ que nos conforta del secarral/ y donde nos lavamos la piel lastimada”.

     Sabedor de que el acontecer humano conduce a una irrevocable finitud, Julián Quirós se copia y se refunda en la devoción familiar y filial, desnudando su verso hasta encender un rotundo anhelo por hollar el porvenir, por ser renovada sangre, pájaro de alas grandes con un rumbo inequívoco.  Hay, además, en este personal atlas, un verso quese quebranta y que se enerva sabiamente,  que aúna, en suma, sentido y sentimiento, sin máscaras ni oropeles: “Me he puesto/ en camino./ De nuevo./ Y allá que me siguen/ los míos,/ convencidos y generosos./ Han tomado/ sus mochilas,/ se han puesto las botas/ y me han regalado/ sus sonrisas. Otra vez./ Y esta aventura/ más parece/ de libros o de otros tiempos/ (interesantes)/ que algo común a nuestros días”.

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