El equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz se ha disparado en pie. El alcalde, Bruno García, ha sostenido desde que fue nombrado candidato y, posteriormente, empuñando el bastón de mando, que hay cosas mucho más importantes para la ciudad que los cambios de nombre, en referencia al estadio pero también para marcar distancia de la sacudida que le dio el anterior primer edil, José María González, Kichi, al nomenclátor, con sonoras polémicas al borrar de un plumazo a Rey Juan Carlos, Marqués de Comillas o almirante Apodaca del callejero.
La nota de prensa remitida a los medios de comunicación informando de la modificación de la denominación de hasta 13 calles era un sinsentido. Y, por si fuera poco, en unas horas, el equipo de Gobierno se autoenmienda aclarando que las calles Santo Cristo y Chile, incluidas en el lote, van a mantenerse finalmente con su actual nomenclatura.
Habrá que esperar a que Bruno García o el delegado responsable de este revuelo explique qué ha pasado. Por el momento solo es posible conjeturar. Y, entre todas las opciones, la única que parece más razonable es que ha habido un despiste, un error.
Hay dos cuestiones que llevan a pensar en ello. Por un lado, el PP no es sospechoso precisamente de sustituir el nombre de una calle como Santo Cristo, por el amor de dios. Y tampoco encaja modificar Chile porque el alcalde se empeña en reforzar los lazos con Iberoamérica.
Por otro, salvo las propuestas de calles para Pablo Grosso y Juan Bartual Pastor, todas son anteriores. De hecho, el Ayuntamiento acumula varias decenas de solicitudes en la actualidad que se han acumulado al menos desde 2018.
¿Para darle salida a los dos últimos expedientes se han incluido otros sin que pasen los filtros pertinentes? Probablemente.
Esto, lógicamente, no justifica ni excusa al equipo de Gobierno, más bien al contrario. Y lo que le espera, una vez celebrada esta mañana la Comisión del Nomenclátor, tras la polémica en redes sociales y los medios de comunicación, es un trámite plenario que obligará a sostenerla y no enmendarla, aunque la comparación con Kichi y su afán por revolucionar el callejero se granjeó aceradas críticas.
Si Bruno García quiere zanjar el asunto, bien haría en tomar nota de lo que le recomienda Óscar Torres. El portavoz socialista, que lamentó que el alcalde haya iniciado más cambios de nombre de calles que viviendas, ha insistido en que, para evitar debates estériles o tiros fortuitos en el pie, hay que consensuar una ordenanza que fije los criterios, tal y como aprobó el Pleno, a instancias del PSOE, en 2020. Toda la razón. Pero que nadie pida una calle para Torres por ahora…